Juan
Cabezuelo etiqueta su obra como una tragedia barcelonesa de los años 80. Y no
se equivoca. Cuaderno de soledades reúne
todas y cada una de las cualidades necesarias para que así sea. De entrada,
para cualquier lector despistado que no conozca al autor, diré que el realismo sucio forma parte de su magia,
de su esencia básica. La novela está cargada de elementos, frases, diálogos y pensamientos
que nos sumergen en esa realidad sucia. Ficción de lo cotidiano. Desesperación.
Fatiga social. Desamparo. Problemas conyugales. Adicciones. Infelicidad.
Desesperación.
La sinopsis de la novela te presenta a los
personajes y te habla de sus patéticas vidas. Dice que prosa y poesía se
mezclan en un cóctel caótico y mortal. Solo con esto, ya es suficiente para comprar
Cuaderno de soledades (también puedes
pedirla prestada, fotocopiarla, contactar con el autor y suplicarle o vivir con
la incógnita hasta el fin de tus días).
Hablaré
de las emociones encontradas:
Si digo que la novela me parece emotiva, probablemente,
cuando te la leas, acabes pensando que soy un sádico, un desalmado, un ser
despreciable. Pero no es así. Cuaderno de
soledades me enganchó desde el principio por motivos dispares: los
capítulos fugaces, las escenas sueltas y las emociones que transmiten sus
personajes, tan dispares. Me enamoró la intriga, el asco, la tristeza de ciertos
pasajes, y la emotividad que despertó en mí.
Me vi reflejado en otra época. Dentro de mi
pasado, en mi infancia ochentera. Escuchando el sonido de aquellos coches. Rememorando
el color de los ladrillos de los edificios, el descampado de enfrente de mi
casa, los campos de fútbol al aire libre, las vallas de los colegios, la
panadería del barrio, las paradas de autobús.
Según leía, mi mente se bifurcaba. Por un
lado no podía dejar de lado la historia, absorbente por sí misma. Por el otro,
una saca de recuerdos me dibujaba una sonrisa perenne. Y así hasta el final.
Maravillosa. Lírica. Inusual.
Apunte
del editor:
Cuando leo a Juan Cabezuelo me siento
entendido, sus poemas, cargados de realismo de barracón, me transportan; sus
novelas y relatos, me devuelven el pasado. De ahí que trabaje en sus ediciones
—me ayuda a sentirme mejor conmigo mismo.
¿Por qué lo hago? No quería que un artista
como él se viese sepultado por la mala praxis de ciertos seres del mundillo
editorial. Es una especie de obligación moral colaborar con uno de mis autores
favoritos. Hacer que sus publicaciones mejoren es un placer enorme. Quería que
su pasado editorial quedase en un segundo plano. Sinergia artística, amigos.
Si no
tienes el gusto de haber leído nada suyo, deberías probar y eliminar la incógnita
de la ecuación.
Mención especial a la portada y su creadora —Sonnyka Ml
Para mi gusto, una obra maestra. Sencilla.
Atrayente. Mágica. La guinda del pastel. El toque visual que faltaba.
Joder tío, me dejas sin palabras.
ResponderEliminarUna novela muy original, tío. Te felicito. Es un orgullo ser tu editor.
EliminarMe entran ganas de leerla ya. Muy buena reseña.
ResponderEliminarTe la paso en cuanto pueda.
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