Aviso: en este momento me
hallo inmerso en un lapso de introspección repentina y mis recursos expresivos
están limitados.
Observo mi océano mental y, flotando como
pedacitos de excreciones, solo encuentro improperios desagradables y frases
soeces. Resulta difícil conectar el modo orador profético estando en este
estado. Aun así lo intentaré (puristas: cierren la página, por favor). En este
momento pienso en lo gilipollas que es la mayor parte de la población del
Primer Mundo. Intento buscar otra palabra para describirlo, alejada del
sustantivo gilipollas, pero creo ya
os he hablado de ese océano repleto de improperios marrones y frases
desagradables. Como locución de apoyo podría decir que estoy rodeado de
personas, en su mayoría, incapaces de comprender (suena flojo). Seres de mente
doblegada y principios fuera de cobertura en este momento. Son el bifidus inactivius de la masa neuronal
global (chiste malo). Ovejas en busca de pastor (muy típico).
Puñaladas de realidad, introspección repentina,
qué más da.
Pienso en los oportunistas de mierda que coleccionan
gilipollas e intento sustituir “de mierda” por otra cosa. Podría decir que los
oportunistas son hienas en busca de carne humana (hombres comiendo hombres
muertos). Son los basurópteros de la
inmundicia urbana (chiste malo nº2). Antiguos caciques transformados en anarco-amos-imperiales.
La introspección repentina es como la combustión
espontánea.
Pienso en la Muerte. Llevo años pensando en
la Muerte. Llegué a creer que la Muerte me perseguía, pero no era cierto. Ella
me acompaña, se siente arropada estando a mi lado (me invita a copas y me
enseña los pechos). La soledad, el hastío, la suma interminable de jornadas de
trabajo (la Muerte está agotada). ¿Alguien pensó en ella alguna vez? Su vida es
una auténtica porquería. Es un esqueleto errante vestido de negro.
El telediario es el cuchillero de la
realidad.
Las noticias son puñaladas.
Pienso en los porqués de este involutivo mundo
social. Hijos de puta todos (exposición soez de mis emociones). Debería
desaparecer la raza humana. Y lo hará, pues en algún lugar del globo terráqueo
existe un cuadro de mando con dos cerraduras (detonador nuclear, para los
amigos). Pero eso no es todo. Perdidos entre la multitud hay dos hombres con
dos llaves, ¿dónde? Solo ellos lo saben. Si por un instante de pasión extrema
esos dos hombres enloqueciesen y les diese por meter las llaves en las
cerraduras, sonreírse mientras se masturban el uno al otro y activar el
mecanismo, todo se iría por la enorme taza del váter del Sistema Solar. Joder,
no podemos depender de algo así, sin embargo, así es (Aviso: metáfora a 50mm).
La foto de un niño muerto es el chantaje
emocional más rastrero.
Una puñalada de realidad: punto para el
equipo de los idiotas.
En este momento de introspección repentina
tengo limitados los canales comunicativos. Solo pienso en cosas horribles. La
oscuridad me posee. Nada me parece bien. Quiero estar solo para siempre.
Pudrirme en el silencio más absoluto y desaparecer. Pero no confundáis. Morir
no entra en mis planes. Soy una bestia, y las bestias no mueren, simplemente
dejan de estar cuando se las necesita.
En mi mano hay un cuchillo. Me gusta
apuñalar realidades y desvariar a la luz de la luna. En mi mano hay un
cuchillo. Aléjate de mí. Deja de leer las visiones líricas de un loco. En mi
mano hay un chuchillo…