Mis pies se hunden
en la índole del problema.
Las ventanillas que expenden
consejos echan humo denso,
arden, arruinan contraseñas.
Esto no es poesía.
Se trata de la decadencia,
de la ruina.
Las paredes del pozo
parecen apocadas,
lloran, susurran, explotan.
No existe perdón para
los seres detestables.
Sin embargo, no temo,
mi fondo fangoso contiene
la claridad necesaria.
Nunca deseé quedar bien,
poetizo con la muerte.
No creo en las profecías;
no me asustan las amenazas.
El fondo fangoso es lo único que existe.
Y en su interior me entierro, decaigo.
Todo empieza y acaba.
Soy un ser espeso y contento.
Un réptil electrificado.
Brutal!!!
ResponderEliminarNo dejas de sorprenderme.