Corro por el prado
de alambre de espinos, es de noche, los cazadores me persiguen. Brillan las
agujas metálicas, aúllan los hambrientos lobos negros.
La vorágine
salvaje me obliga a gritar de forma violenta.
La tormenta acude
a la llamada, los relámpagos acechan. Fascinaciones eléctricas, perturbaciones
internas no clasificables.
A mi espalda
saltan los cepos para osos; se escuchan los gritos de dolor. Los cazadores están
siendo cazados, caen en sus propias fullerías.
Siento como la
electricidad recorre mi endurecido cuerpo fibroso. La fuerza azul da nombre al
poeta. Corro desenfrenadamente, sin control, agitando los brazos. Pienso en la
densidad de mis cavilaciones y suspiro, sin embargo sigo corriendo sin
descanso, sin mirar atrás.
Atravieso la zona
pantanosa; el lodazal se electrifica. Los pocos supervivientes siguen empeñados
en darme caza, pero se funden con el sedimento. El cielo se vuelve azul añil,
la noche se toma una breve pausa.
Camino en soledad;
me dejo abrazar por el bosque, sonrío, lloro, gruño. La tormenta descarga con
fuerza millones de gotas congeladas. El cieno chilla.
La manada marcha a
mi lado: lobos negros, fascinaciones eléctricas, arcilla viva, cientos de
chillidos y un mar de magma que deshace el hielo. Todo fluye.
Observo el humo,
la calma, las huellas. Disfruto del silencio que me otorga la buena música y
avanzo en paz. Mi cavidad craneal es un acontecimiento asombroso, grande, la
harmonía del rayo final.
La fascinación me
embarga, me embriaga. Las trampas del trueno han ejercido de turbina, de dinamo
sensitiva. Ahora los renacuajos se transformarán en veraces aves de rapiña.
Las leyes de la
física son la gran mentira de los grandes sueños. Lo único cierto es eléctrico,
azul y puro. La sugestión se expande a golpe de metáfora.
Dr.
Irreverente: terror electric colection
Brutal, muy dificil de superar.
ResponderEliminarHermoso espanto, bello y lúgubre. Muy bueno. B.M.
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