Ella me lleva,
transporta
mi ser en su seno
y descansa
junto al fuego
que nos
mantiene
con vida.
Me besa
y hiela por dentro,
me atraviesa
con la flecha
del tiempo
y arropa
nuestros cuerpos
a la vera
del tártaro.
Me ama
sin remordimiento.
Riega con
caricias
las palabras
y vuela.
Me arrastra
hacia
la efímera
felicidad
y desaparece
con mi corazón
en la mano.
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