Periodos
que desaparecen sin dejar rastro y te dejan en la cuneta, aislado del mundo, sentado
en tu silla de camping, al borde de la carretera, con una cerveza en la mano y
cara de pocos amigos. Otra vez con los grilletes, sudando tinta, respirando
para eliminar la ansiedad.
No
reniegues. Estás de nuevo en la pomada. Decías «nunca más» y te has fallado a
ti mismo. Eres imbécil.
¿Cómo puedes estar ahí en medio? No te pega
gastar saliva de forma gratuita. Con esa gente y sus chismes baratos. ¿De qué
hablas con ellos? No hay nada. Las conversaciones están tan vacías que las
palabras se convierten en onomatopeyas: «Clic, clic, clic, pang, zas, ring,
toc, toc, toc». De nuevo en la inútil rueda de hámster, cogiendo carrerilla
para pagar las facturas que te permiten formar parte de esta enorme mierda.
Deja que te internen en un sanatorio mental
y olvida este ciclo, el que viene detrás y la vida en general. Tu suerte planea
cagarse en tus sueños, pisotear tu vida y orinar en la sopa fría de fin año,
esa que tanto te gusta. Mal asunto, chico, tienes que encontrar un rumbo y
seguirlo. Eres tan excesivo para este mundo, joder. No lo olvides: demasiado
listo equivale a demasiados problemas. Déjate llevar por la corriente y procura
flotar.
Cierto, pretendo hundirte en el mar de
plástico y grabar tu ahogamiento. Está de moda convertirlo todo en un evento multitudinario.
Las redes sociales son el nuevo circo del imperio. Y tú no eres menos que los
demás, cualquiera puede acceder a tu vida. Con tu ahogamiento ganarás cientos
de likes. Este nuevo ciclo es el
vídeo viral de tu muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario