Campan a sus anchas,
atraviesan pasillos,
amajades y antesalas.
Esperan el momento,
y emiten con desdén
sus burdas insolencias
carentes de raciocinio.
Repugnancia y castigo:
coadjutores vendidos.
Un puñado de gloria,
con eso les alcanza,
con eso se conforman.
Aun así, de forma vil,
el infierno les rechaza.
Me encanta esta nueva linea de poemas. Un saludo.
ResponderEliminarMe gustan mucho los dos últimos versos. Que se jodan, jajaja.
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