Valoración
inicial: expectativas superadas con buena nota.
Ya
sabéis que no me gusta andar con pedantería y análisis profundos, así que iré
al grano: después de leer alguna crítica de esta novela (algo desacertada, por
cierto) me doy cuenta de muchas cosas: la gente es blanda, susceptible y demasiado
impresionable. ¿Por qué digo esto? Porque la novela de Andrés no es tan
sangrienta como la pintan algunos. Me explico: en las partes que tiene que ser
explícita, salvaje y sangrienta, lo es, y mucho, pero sin llegar a saturar. Me
atrevería decir que se trata de una historia para casi todos los públicos. Una
historia muy bien elaborada y con mucho sentido.
Nota
personal:
Me
apasiona leer escenas sangrientas, de esas que dejan helado el corazón, y en
ese sentido la prosa del autor es mordaz, incisiva y bestial, pero sin llegar a
espantar.
Profundicemos:
Este
trabajo es algo más que sangre y vísceras. Se trata de una historia repleta de
confabulaciones políticas, traiciones, conversaciones de alcoba y amores prohibidos.
Todo en su justa medida. Narrada de una forma magistral. De hecho, cabe
destacar el depurado estilo de Andrés, que tiene clarísimo lo que quiere hacer
en cada momento. En global, se trata de
una novela fantástica muy equilibrada.
El
camino del lector:
El
rollo medieval que lleva te mete de forma natural en materia. No hay que forzar
en exceso el imaginario. Es fácil, ligera y muy amena. Nada que envidiar a nadie.
Muy digna de ocupar los estantes de cualquier librería con un poco de criterio.
Nota
personal:
Autores
como Andrés necesitan con urgencia editores especializados con ganas de arrimar
el hombro. Es una pena que el mundo tape obras de esta magnitud.