domingo, 28 de abril de 2013

Irrealidades:




Los cuervos se balancean sobre el fino cable…

   

    El sonido de la madera, el crujir de las ramas, el mascullar del viento y los gritos de las viejas brujas. Una nube de dimensiones descomunales invade el cielo.



    Dos rayos impactan contra el poste central de la estación. El vagón restaurante tiembla; los cuervos se balancean sobre el fino cable. El suelo oscila.



    La electricidad recorre mi ajado cuerpo y reactiva las neuronas muertas.

   

    Rancias presencias sobrevuelan el terrorífico atentado natural.  Los cuervos claman por la horca imaginaria.



    El silencio se come la realidad; el cable transporta miles de voltios intensos. El azul eléctrico, el rayo de la venganza; existe vida en la cloaca.



    No entiendo ciertos porqués, pero no pasa nada. Evolución divergente. La estación está vacía, pero la realidad no es más que un sueño, un mal sueño, una pesadilla vírica.



    Los cuervos son grandes, de ojos negros y brillantes. Hay cientos de ellos, todos vigilantes y lúgubres. Su plumaje brilla, y la sombra convierte sus picos en guadañas. Se mecen de forma lasciva.  

   

    Estoy sentado frente al tren, parezco el habitante fantasma de un andén muerto. No hay nadie, la desesperanza reina. El polvo viaja a través del viento, que parece gemir. Ellos se acunan, estoy en su punto de mira. Siento el desdén de sus impulsos. 


jueves, 25 de abril de 2013

Encuentros en la oscuridad




Irreverencias y magma

     
    He dejado atrás ciertas citas oscuras; he dejado de habitar el laberinto. Necesito ver cómo escapan las realidades.

     Los distritos de la oscuridad cambian completamente por la noche, pasan de un extremo a otro sin atender a razones. Las emociones emisoras se disfrazan de entes maléficos, se dislocan y finalmente explotan.

     Las citas oscuras me hacen ver quién soy en realidad. Soy un poeta dentro de un poeta, y lo digo sin tapujos. No hablo sobre la calidad de los versos, me refiero a la esencia. Soy bohemio y metódico.

    “Se abre la puerta de los belfos eléctricos y me adentro en el mundo interior de mi exterior”, esto lo digo porque soy poeta (me río de mi propia idiotez).

      Días atrás (quién dice días dice meses, o años), un conocido dijo algo: “Odio a los artistas que dicen que son artistas; odio a los escritores que dicen que son escritores, y a los pintores que dicen que son pintores…”, el tipo soltó demasiadas cosas, fue un monologo infumable, vomitivo y rancio. “¿A qué te dedicas?, le dije antes de echar la papilla; “soy escritor”, contestó. No le odio por ello, solo siento algo de asco y pena. Debe ser jodido buscar la diferencia y odiar a todos los que intentan hacer lo mismo. Estas gentes tan catalogadoras son una lacra para la sociedad.

      Los encuentros en la oscuridad han marcado mi vida.

     Todos los seres que me rodean viajan por la opacidad, transitan las crestas que dividen el reino interior. Un paso en falso y caes al vacío. No es difícil dar ese paso, al revés, es prácticamente una atracción fatal. Volar por la oscuridad puede ser un castigo eterno o una bendición melancólica.

   

    Camino por la delgada línea que separa los dos mundos sin pensar en ciertos errores del pasado.