jueves, 22 de agosto de 2019

Entrevista a Esteban Maldonado





Por extraños motivos, producto del destino, tengo al otro lado de la línea a Esteban Maldonado, un poeta que se oculta detrás de un curioso personaje. ¿Vosotros sabéis quién es? No pasa nada, él nos lo aclara.

Hola, Esteban, ¿podrías presentarte en tres líneas? ¿Quién es el señor Maldonado?
Un superviviente, eso es lo que soy. Y todo se lo debo a la literatura. Es una forma de percepción, ¿comprendes? Yo era un niño enfermizo y la mayor parte del tiempo que pasaba en la escuela me dedicaba a leer y a escribir alejado de todo el mundo. En el instituto igual. Siempre luchando en puño y letra. He sobrevivido y aún sigo sobreviviendo. Y me siento como un vencedor, porque quien nunca ha perdido jamás sabrá lo que es una victoria.

Muchos te conocemos gracias a tu faceta de difusor de autores y obras. Te pasas el día compartiendo arte en tus redes. ¿Por qué lo haces?
Bueno, siento una intensa emoción por el placer que me otorgan mis sentidos. Cuando leo un poema, por ejemplo, siento una energía que me recorre el cuerpo. Lo mismo pasa cuando escucho una canción. Son emociones y sin esas emociones estamos muertos. Las emociones nos impulsan a hacer cosas, a estar activos. No quiero decir que tengamos que depender de leer un poema para poder levantarnos de la cama, solamente digo que La Fuerza reside en cualquier acción vital: leer, follar, contemplar el descampado que está enfrente de tu casa o un cuadro de Edward Hooper, lo que sea. Y esa es una de las razones por las que siempre estoy compartiendo cosas interesantes en la red. La otra razón es porque me gusta ayudar a difundir las obras de autores a los que considero mis amigos, aunque no los conozca personalmente. Si no nos ayudamos entre nosotros, ¿quiénes lo van a hacer? Estamos solos, pero permaneceremos juntos cada vez que podamos echarnos una mano. Nunca he ayudado para que me ayuden, porque comprendo que la fuerza que nos impulsa a hacerlo depende de muchos factores, por eso todo debe seguir su curso natural, sin pretender forzar cualquier situación.

¿En qué mundo vives? ¿Cuál es tu visión?
Mientras mucha gente se nutre de fantasías y falsas esperanzas, yo trato de disfrutar de mi jodida existencia, porque el infierno también es un lugar maravilloso para vivir. Todo depende de cómo lo vivas.

Háblanos de tu obra. ¿Poeta, prosista?
Voy con ambas partes, aunque reconozco que en ocasiones suelo mezclarlo todo. Es una buena forma de descubrirte a ti mismo. Tengo muchos manuscritos, pero los que siguen adelante son dos: un poemario y un libro de  relatos. Ahí están, tirando del carro. Reconozco que mi proceso creativo es lento, pero sé que llegará a demostrar sus resultados. El poemario es el que antes verá la luz.

¿Qué te parece la idea de meter a un montón de personajes repelentes-influyentes-dirigentes en una nave espacial y dejar que se mueran de hambre?
Esto suena a historia de ciencia ficción terrorífica, pero al mismo tiempo no está tan lejos de la realidad. Ahí lo dejo. Que siga el suspense.

¿Eres reivindicativo en tus letras? ¿Te gusta usar la literatura como canal para expresar tu depresión vital?
¡Por supuesto que sí! Lo que escribo soy yo constantemente. Reivindico mi derecho a expresar mi Yo auténtico. Mis propias creaciones dependen de cómo yo me encuentre. Mira, tengo una buena anécdota que contar. Siempre la recuerdo. El mejor consejo me lo dio un médico. «Escribe lo que te salga de los cojones. Si dices ¡hijo de puta!, escríbelo. Luego, le das la forma que quieras, pero sin dañar su esencia salvaje», me dijo ese doctor. Hace poco un colega escritor también me dedicó unas palabras similares. Se lo agradezco enormemente a ambos.

Para finalizar, te dejo que digas lo que quieras, estás en tu casa:
Sí, hay algo que quiero añadir. Ahora les hago una pregunta a todos lo que lean esta entrevista. Como sabéis, siempre se nos juzgan por nuestros actos, eso es inevitable. Pero a veces llegan a un punto ridículo. Es algo que ocurre muy a menudo. A ver, pongamos dos ejemplos: si escuchas black metal, eres satánico, y si lees a Bukowski, eres un borracho y un jodido sinvergüenza. ¿Creéis que somos malos solamente por tener dichas preferencias musicales y literarias? Eso es una gilipollez. Me gustaría saber qué es lo que opináis al respecto. Mientras tanto voy a fumarme un puro. ¡Abrazos a Open City!