Irreverencias
y magma
He dejado atrás ciertas citas oscuras; he
dejado de habitar el laberinto. Necesito ver cómo escapan las realidades.
Los distritos de la oscuridad cambian
completamente por la noche, pasan de un extremo a otro sin atender a razones. Las
emociones emisoras se disfrazan de entes maléficos, se dislocan y finalmente
explotan.
Las citas oscuras me hacen ver quién soy en
realidad. Soy un poeta dentro de un poeta, y lo digo sin tapujos. No hablo
sobre la calidad de los versos, me refiero a la esencia. Soy bohemio y metódico.
“Se abre la puerta de los belfos eléctricos
y me adentro en el mundo interior de mi exterior”, esto lo digo porque soy
poeta (me río de mi propia idiotez).
Días atrás (quién dice días dice meses, o
años), un conocido dijo algo: “Odio a los artistas que dicen que son artistas;
odio a los escritores que dicen que son escritores, y a los pintores que dicen
que son pintores…”, el tipo soltó demasiadas cosas, fue un monologo infumable,
vomitivo y rancio. “¿A qué te dedicas?, le dije antes de echar la papilla; “soy
escritor”, contestó. No le odio por ello, solo siento algo de asco y pena. Debe
ser jodido buscar la diferencia y odiar a todos los que intentan hacer lo
mismo. Estas gentes tan catalogadoras son una lacra para la sociedad.
Los encuentros en la oscuridad han marcado
mi vida.
Todos los seres que me rodean viajan por la
opacidad, transitan las crestas que dividen el reino interior. Un paso en falso
y caes al vacío. No es difícil dar ese paso, al revés, es prácticamente una
atracción fatal. Volar por la oscuridad puede ser un castigo eterno o una bendición
melancólica.
Camino por la delgada línea que separa los
dos mundos sin pensar en ciertos errores del pasado.
Pues si pues si. Muy bueno.
ResponderEliminarMerece la pena esperar. Muy bueno.
ResponderEliminar