Haciendo uso de dos cuchillas
me dibujo una amplia sonrisa.
«¡Sí, soy imparable, imborrable,
un monstruo cobarde y cruel!»
Maquillo
mi rostro con ceras
de
color blanco, carcajeo y escupo
sangre
mezclada con flemas.
El
lavabo es el reflejo de mil almas,
de
toda una vida de penurias,
castigos,
aislamiento y cagadas.
Usando
las mismas cuchillas
me
afeito cabeza, pecho, axilas,
piernas,
brazos, cejas y glúteos.
¿Qué
soy? ¿Quién? ¿Un fantasma?
¿El
bufón espectral que ridiculiza
a
todos esos niños que duermen
bajo
el decorado árbol de la mentira?
Semblante
mortecino, risa perenne,
barbas
teñidas de verde, y angustia.
Estaré
esperando en el pasillo oscuro
de
tu hogar, sonriente y agarrado
al
astil de un hacha de doble metáfora.
No
pienses en una muerte sangrienta,
será
tu propia mente la que te hunda
en
la miseria y paralice tus sentidos.
La
farsa te hará dormir eternamente.
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ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo.
EliminarEn algún momento o algún día caerán las máscaras ficticias de su farsante indumentaria, mientras, serán espectros andantes negándose en sus miserias.
ResponderEliminarEl texto de hoy, brutal, por la dura forma en su composición.
Un beso, Dany.:-)
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EliminarMuchas gracias. Besos.