En los bufetes corporativos
se juegan nuestras vidas a las cartas,
destruyen los documentos de valor
y se ofenden si los llamas MIERDA.
Estoy sentado en la sala de espera
de un despacho-retrete-empresarial.
Me siento afortunado, soy feliz,
la despreocupación me posee el alma
cuando me hacen jugar con suciedad.
Estás sembrado, macho. Hacía falta una racha lírica tuya ya de una vez. Saludos.
ResponderEliminarEspero completar la serie con unos cuantos poemas más...
EliminarSaludos.