X le dice a Y que soy
mala persona, que suelo mentir y robar a familiares y amigos y que no debe fiarse de
mí. E me lo cuenta una noche estando de borrachera, sin venir a cuento. Me
resulta curioso que E, siendo tan amigo de X y de Y, me cuente todo esto. Pero
así funciona el mundo.
Esa misma noche, estando en las letrinas
del garito, tambaleándome como un junco de río y borracho como una cuba,
pienso:
“X es un gilipollas, un puto gilipollas.”
Sigo pensando:
“E es un payaso cuya única aspiración
consiste en quedar bien con todo el mundo. Se cree importante y no es más que
basura. Forma parte de la gran pelota de mierda llamada planeta azul.”
No puedo dejar de darle vueltas a la
cabeza:
“Y es un crédulo que solo se fía de la
gente con la boca grande. Podría ser violado por un cura y creer que está bien,
que así lo ha querido el Dios más irreal jamás creado. Forma parte del grupo de
retrasados más amplio de la sociedad. Es un idiota del montón.”
Lo único que puedo decir a mi favor es que miento
cuando es necesario, me río de más, hablo poco y suelo estar escondido en mi
agujero. No voy por ahí robando a mis amigos o familiares. Invierto parte de
mis neuronas en seleccionar correctamente a las personas, o colectivos, o seres
a los que debo odiar. Así funciona mi mundo.
Entre dimes y diretes...
ResponderEliminarLo que no aporte...aparte, es lo que hay Dany, así al menos comulgo yo.
Besos.