Hoy por hoy cualquier opinión es buena;
cualquier muerte es válida;
cualquier tipejo tiene voz, voto y votantes.
No importa nada, nada vale nada,
la sociedad sucumbe, expira,
se ahoga en la cumbre de las nauseas
mientras los informadores vomitan.
El coto de la idiotez humana abre sus
puertas de par en par, sin concesiones.
La llegada masiva de esperpénticos
captadores de poder está al caer.
Enfrentados a la insuficiencia intelectual,
faltos de coraje y sedientos de sangre,
recurren al falso poder de la dinamita.
Cargan el revólver con una solitaria bala
y nos apuntan con disimulo a la cabeza.
aaaahhh, el placer de una buena bala en la cabeza y la feliidad que da la ignorancia
ResponderEliminarA veces sería mejor no enterarse de nada, ser una persona del montón y a la mierda. Pero nada, seguiremos siendo unos locos...
EliminarSomos carne de cañón. Unos por tontos y otros por listos. No se salva nadie, creeme.
ResponderEliminarUn saludo, mi estimado.
Es como cortarse las venas con un serrucho. Estoy seguro de que algunos se tomarán este poema como un gran desahogo. En mi caso, veo el doble filo de la moral, atacas a unos y a otros.
ResponderEliminarMuy bueno.
Estamos bien jodidos, en efecto. Un abrazo
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