Siento la oscuridad, formo parte de ella;
de mi interior emerge un frío atávico
que soy incapaz de describir con palabras.
Me considero una porción individual
de tristeza helada con salsa de indiferencia;
un brote de peste negra pasada de fecha.
El infierno es mi hogar, y tú, mi enemigo.
No encuentro motivos para pensar
en un futuro que no sea amargo y fatal.
Esa visión fatalista que te caracteriza siempre me enamora. Me ecanta el poema, tan crítico con la humanidad. Así lo veo, al menos.
ResponderEliminarUn saludo, compañero.
A veces me asuto a mí mismo.
EliminarUn saludo y muchas gracias.
Bravo!! Siempre seré fan de tu realidad.
ResponderEliminarGracias, anónimo, y yo de tus comentarios.
EliminarTerrible.... encantador!
ResponderEliminarSí, terrible, dentro de lo que cabe, y encantador porque somos más los desafortunados que nadamos en aguas oscuras.
EliminarUn saludo.
OUU yeah!! :)
ResponderEliminarUn abrazaco, Kike.
EliminarUna autoflagelación autocrítica a tu ser...
ResponderEliminarBesos, Dany.
Todo empieza dentro uno mismo. No cabe otra posibilidad.
EliminarBesazos.
Buena metáfora.
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