Las estatuas de forja
retan al astro Sol
desde las cornisas
de Madrid Centro;
arrojan sus lanzas
de acero incandescente
contra los abatidos
y tristes transeúntes.
La urbe está podrida
de pies a cabeza…
Puede que todo esto
no sea más que un falso
escenario de cartón,
una mentira producto
de otra mentira
hija de una tercera
y ancestral mentira.
Somos el fruto
de una máquina
de escribir imaginaria.
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