domingo, 5 de agosto de 2018

Ciclos de saldo




Periodos que desaparecen sin dejar rastro y te dejan en la cuneta, aislado del mundo, sentado en tu silla de camping, al borde de la carretera, con una cerveza en la mano y cara de pocos amigos. Otra vez con los grilletes, sudando tinta, respirando para eliminar la ansiedad.
    No reniegues. Estás de nuevo en la pomada. Decías «nunca más» y te has fallado a ti mismo. Eres imbécil.  
    ¿Cómo puedes estar ahí en medio? No te pega gastar saliva de forma gratuita. Con esa gente y sus chismes baratos. ¿De qué hablas con ellos? No hay nada. Las conversaciones están tan vacías que las palabras se convierten en onomatopeyas: «Clic, clic, clic, pang, zas, ring, toc, toc, toc». De nuevo en la inútil rueda de hámster, cogiendo carrerilla para pagar las facturas que te permiten formar parte de esta enorme mierda.
    Deja que te internen en un sanatorio mental y olvida este ciclo, el que viene detrás y la vida en general. Tu suerte planea cagarse en tus sueños, pisotear tu vida y orinar en la sopa fría de fin año, esa que tanto te gusta. Mal asunto, chico, tienes que encontrar un rumbo y seguirlo. Eres tan excesivo para este mundo, joder. No lo olvides: demasiado listo equivale a demasiados problemas. Déjate llevar por la corriente y procura flotar.
    Cierto, pretendo hundirte en el mar de plástico y grabar tu ahogamiento. Está de moda convertirlo todo en un evento multitudinario. Las redes sociales son el nuevo circo del imperio. Y tú no eres menos que los demás, cualquiera puede acceder a tu vida. Con tu ahogamiento ganarás cientos de likes. Este nuevo ciclo es el vídeo viral de tu muerte.




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