miércoles, 15 de mayo de 2013

"Ensayos irreverentes V"




Las máquinas, el mundo y el arrendado  cráter ionizado…
Conceptos vitales, ruinas especulativas
y
ripio

Por el Dr. Irreverente




-Inciso número seis-      
   
    Despierto con el inconfundible sonido estridente del asqueroso y arrogante despertador. Pese a la dureza de la frecuencia avisadora me repongo y enciendo la luz de la mesilla, una lámpara rollo japonés. Primero el pie izquierdo, igual que todos los días, y después el derecho. La sangre empieza a circular, y ciertos glóbulos transportan el odio que siento por todo mi cuerpo. Odio el mundo.  
   
    Dramatización: “El pijama está totalmente sudado, ¡MIERDA!; estoy empalmado, ¡MIERDA!; necesito cepillarme los dientes y darme una ducha, ¡MIERDA!; pero, ¿por qué demonios tengo que ir a trabajar si quiero escribir?; soy el doctor, soy el doctor; ¡AH! ¡MIERDA!, ¡Qué os jodan! ¡Qué te jodan!”.
   
    No hay nada que temer, la noche aúlla y los gatos gritan y lucen inflados rabos. El celo nocturno de las hembras chillonas y esbeltas es el dueño de los callejones. Ellas mandan.  
   
    Pensamiento espontáneo: el camino que conduce a la parada del autobús favorece a mi locura y realza mis ojos. Es perfecto.
   
    El autobús es un ecosistema por sí mismo. Todos los días las mismas caras y alguna nueva. A veces siento el miedo de los demás, temen el futuro, el progreso. Cuando suena mi despertador viene a mi mente el miedo ajeno y siento asco y pena. Lo siento, no era mi intención ofender.
    He pensado muy seriamente dejar de escribir esta bazofia; aunque lo he leído mil veces y me gusta, son mis verdaderos pensamientos divergentes diarios. La conspiración absurda nos persigue a todos.
Fuck you!!

4 comentarios:

  1. Pues el día que dejes de escribirlos te pueden dar por el culo, literariamente hablando jajajajaja. B.M.

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